El pequeño herrerillo capuchino es muy común en los bosques de coníferas pero podemos verlo en bosques de encinas, alcornoques o quejigos, así como en bosques de hoja caduca.
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Mide apenas 12 cm, tiene las patas de un color gris-verdoso y el iris del ojo de color marrón-rojizo, aunque lo más característico es su cresta que levanta o baja dependiendo del estado de ánimo.
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Es un ave que no migra, pudiendo realizar pequeños desplazamientos hacia el sur en invierno.
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Su alimentación es a base de pequeños insectos, orugas, arañas y semillas que consigue en su incesante búsqueda entre las oquedades de ramas y cortezas.
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Creando, en ocasiones, despensas entre los huecos de las ramas.
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A la hora de anidar, la hembra puede aprovechar los viejos nidos de los pico picapinos o las cajas nido, si no es así ella misma hace una agujero en algún tronco viejo donde la madera es más blanda, haciendo una puesta de unos 6 huevos, mientras tanto es alimentada por el macho.
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Tras el nacimiento de los pollos ambos padres aportan comida al nido.
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Si abunda la comida puede realizar una segunda puesta en la que aprovecha el mismo nido.
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Suelen ser fieles al mismo lugar de anidamiento al que vuelven año tras año.
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No es frecuente pero puede ocurrir que dos hembras hagan la puesta en un mismo nido.
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Los herrerillos capuchinos no son muy gregarios pero tras la época de cría pueden formar grupos de hasta 10 ejemplares no dudando en mezclares con otras especies de herrerillos, carboneros, reyezuelos o agateadores.
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Estas aves se consideraban del género Parus pero actualmente se incluyen en un género aparte, los lophophanes.
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Hasta pronto, saludos.
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