Ciertamente el Pico del Cielo (Nerja) se mostró generoso a la hora de compartir la vida entomológica que se desarrolla bajo su protección, por lo que fueron numerosos los insectos que pude fotografiar en mi único «paseo» por sus empinados dominios. Una de estas criatura fue la avispa parásita (Ammophilia sabulosa) que portaba una oruga inmovilizada con el veneno de su aguijón con idea de inocular en ella sus huevos.