La cigüeña es una especie típicamente migratoria, sin embargo cada vez hay más ejemplares que permanecen todo el año con nosotros.
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Parece ser que ya a mediados del siglo pasado se observó que algún que otro ejemplar y de forma esporádica se quedaba en el sur de España sin llegar a cruzar el Estrecho de Gibraltar para llegar a las zonas Subsaharianas donde suelen pasar el invierno.
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Este hecho que parecía puramente anecdótico, ha pasado a adquirir una notoriedad importante.
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Actualmente se calcula que el 80% de ejemplares adultos no pasan el invierno en África, si siguen haciéndolo los jóvenes donde este instinto parece seguir más marcado.
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El principal motivo, según destacan los estudiosos, es la posibilidad de encontrar alimento en invierno aquí en sus lugares de veraneo.
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Estos lugares son entre otros los basureros de las ciudades.
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Pero no sólo los basureros, al hacer menos frío, el suelo y principalmente los humedales, no se congelan por lo que las cigüeñas pueden seguir consiguiendo alimento sin necesidad de hacer el enorme gasto energético que les supone la migración.
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Para los amantes de los números y la estadísticas saber que en 1995 se quedaron en España unas 7.000 cigüeñas, mientras que en el 2018 ya lo hicieron 65.000.
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Esta conducta no es única de la cigüeña blanca, hay otras especies como el milano, el águila calzada, el avión común o la golondrina en las que también se está observando.
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Por otra parte hay ciertas especies de aves que sólo anidaban en África y ahora también lo hacen en España. Todo parece ser consecuencia de la subida de temperaturas que está provocando el cambio climático.
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Saludos y hasta otra ocasión.
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