La cigüeña blanca ha sido protegida y ha convivido con el hombre desde muy antiguo.
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Incluso antes de nuestra era, en tiempos de Aristóteles, ya se consideraba una falta grave atentar contra la vida de una de estas zancudas.
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Todos los años, adelantándose a la primavera, empiezan a llegar a muchas zonas de España, ya lo dice el refrán: «Para San Blas, la cigüeña verás».
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A mí me gusta observarlas en la comarca Monte Sur de Ciudad Real, allí puedo verlas sobre los campanarios de las iglesias de Almadén, de Chillón, de Agudo o de Alamillo.
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También en los alrededores de Guadalmez, Almadenejos, Saceruela o Valdemanco.
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Podemos verlas sobre sus enormes nidos.
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O repartidas entre los campos buscando alimento donde destaca su figura blanca y negra sobre el verde.
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Todos los años se reúnen tras pasar el invierno separadas en África para comenzar sus ritualizados cortejos.
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Y reparando su nido aportando ramas nuevas.
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Para más tarde criar a sus pollos. Aquí vemos como uno de los adultos trae el buche abultado por la comida que lleva dentro.
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Para dejarla en el centro del nido, donde sus cigoñinos se alimentarán.
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Termino con la fotografía de dos pollos que son tan grandes como los adultos, únicamente los diferencia el hecho de no tener aun el pico de color rojo.
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Un pequeño vídeo:
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Saludos y hasta otra ocasión.
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