En la provincia andaluza de Córdoba, en pleno Valle de los Pedroches, se encuentra El Viso.
El Viso es fácil de identificar en la distancia gracias a la torre de su iglesia que se dibuja desafiante y espigada hacia el cielo.
Una curiosidad sobre este campanario es que estuvo ocupado hasta 1997 por una campana un tanto particular ya que parte de la misma estaba formada por los restos de una bomba de la guerra civil.
Al atardecer, tras visitar el pilar-abrevadero que hay en las afueras, continuamos el camino para conocer Alcaracejos, mientras el cielo nos mostraba algunas de sus coloridas caras.
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A la mañana siguiente, las tranquilas calles de Alcaracejos nos reciben con sus casas encaladas en las que destacan las ventanas y puertas con dinteles de granito.
En contraste con el ancestral abolengo de sus casas, nos encontramos su joven iglesia, la iglesia de San Andrés, obra del arquitecto Daniel Sánchez Puch que sustituyó al templo gótico-mudéjar que fue destruido por los bombardeos de la guerra civil.
Decimos adiós a Alcaracejos y tornamos a la carretera con idea de coronar el Puerto Calatraveño. El cielo encapotado nos deja ver los rayos de sol que parecen brotar de las nubes.
Este puerto de montaña está situado a 750 metros de altitud, por lo que en el invierno no es raro verlo nevado. La estatua que preside el mirador es un homenaje al hombre de los Pedroches, una obra de Aurelio Teno.
Salud y suerte.
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