El día daba comienzo mientras el sol se desperezaba detrás de las nubes.
El horizonte se dibujaba entre el mar y el cielo.
Los correlimos jugaban a no dejarse atrapar por las olas de plata.
Y una joven con la mirada puesta en el infinito confesaba sus más íntimos secretos al viento.
La calma, la paz, la tranquilidad eran protagonistas principales del lugar.
De pronto se percibió cierto movimiento en los cielos, las gaviotas empezaron a llegar, primero de una en una.
Luego de dos en dos.
Hasta que me fue imposible contarlas y sus graznidos eclipsaron el silencio.
Como en una escena de la película «Los Pájaros» de Alfred Hitchcock, el cielo parecía parir gaviotas sin parar.
En un determinado momento, sin saber cómo ni por qué, al igual que comenzaron a llegar…
… y como por arte de algún tipo de encantamiento…
… el silencio y la quietud volvieron a ser los protagonistas de la mañana.
Hasta pronto, salud y suerte.
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La Noche, señora de la oscuridad.
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Hola aquí la Gaviotera desde el Norte ! Las fotos maravillosas ! Gracias por compartirlas y acordarte de mi ! Son magníficas y con lo difícil que son de captar bien ! Es todo un triunfo !
Comentario por La Gaviotera — 6 julio, 2015 @ 14:13
Felicitaciones, muy buen trabajo, bastante dificil. Abrazos
Comentario por Blanca Rita Arango — 26 julio, 2015 @ 22:46