Regresábamos a Málaga cuando el sol se puso en nuestro camino, parecía llamar la atención como un crío pequeño, paré el coche y le hice una fotografía.
Pero se ve que no quedó conforme, a lo largo de la carretera, nosotros sobre el asfalto y él sobre el mar, siguió haciéndonos guiños.
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Mientras se escondía iba pintando de azafrán el cielo.
Y a las olas les otorgaba esos bonitos brillos argénteos.
No conforme aun con el espectáculo que nos ofrecía, nos envió montones de gaviotas…
… que como papelillos de confeti llenaron el horizonte.
Ya cuando la luz era tan escasa que el mar y el cielo podían confundirse, separados únicamente por la presencia del vivo horizonte.
Cuando las negras siluetas se dibujaban a contraluz como fantasmas.
Y cuando los artificios de luz que el hombre ha inventado se veían insignificantes ante la belleza de la luz natural…
… el sol nos dijo adiós, poco después las sombras de la noche se apoderaron del momento.
Os deseo lo mejor. ¡Hasta pronto!
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Si quieres ver las fotografías a tamaño mayor sólo tienes que “pinchar” sobre ellas.
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Podéis dejar vuestras impresiones en COMENTARIOS, me gustará leerlas.
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OTROS REPORTAJES:
Desembocadura del Guadalhorce.
Pantano del Conde de Guadalhorce.
Puerto de Málaga, parte I y Parte II.
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Muy buen reportaje.
Comentarios por Ana Martinez — 9 febrero, 2015 @ 16:02
Precioso, abrazos
Comentarios por Blanca Rita Arango — 14 abril, 2015 @ 2:14