Según el Instituto Geográfico Nacional, este otoño de 2012 llegó a las 16,49 h. (hora penínsular) del sábado 22 de septiembre y acabará en 21 de diciembre, por lo que tendrá una duración de 89 días.
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En el equinoccio de otoño la duración del día y de la noche se igualan.
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Y a partir de aquí el día se va acortando ya que en nuestra latitud el sol va saliendo un minuto más tarde que el día anterior y se va poniendo dos minutos antes, así pues en estas fechas el sol está por encima del horizonte tres minutos menos por día.
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Cuando en nuestro hemisferio se inicia el otoño, en el hemisferio sur da comienzo la primavera.
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Pero dejemos los datos técnicos y pasemos a otros más alegóricos, por ejemplo estas dos frases sobre el otoño, una de ellas fue dicha por Albert Camus: «El otoño es una segunda primavera, cuando cada hoja es una flor«.
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Y la otra la dijo Stanley Horowitz: «El invierno es un aguafuerte, la primavera una acuarela, el verano un óleo y el otoño un mosaico de todos ellos«.
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En sentido figurado el otoño, dentro de la literatura, representa la madurez.
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En la Antigua Grecia en estos días se celebraban los Misterios Eleusinos, en los que se ensalzaba a Demeter como Diosa Madre. La Gran Diosa estuvo buscando a su hija Perséfones durante nueve días sin encontrarla, por lo que entristecida dejó sin vida a la Tierra, pero Helios, el sol, le mostró el camino y la diosa Demeter recuperó a su hija.
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En Méjico, al atardecer del equinoccio de otoño, se observa en la escalera norte del Castillo de Chichén Itzá una proyección solar serpentina que empieza conformando el cuerpo de la serpiente emplumada Quetzalcóatl, poco a poco la sombra va avanzando hacia la cabeza situada en la parte baja de la alfarda (piedras del final de la escalinata). Este singular espectáculo dura 45 minutos, tiempo en que la proyección solar recorre 365 escalones, tantos como días tiene el año.
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Los Pratyeka Buddhas, antiguos maestros de la doctrina budista, predicaban que el equinoccio de otoño está relacionado con el llamado Gran Paso a los recónditos misterios de la muerte.
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Una leyenda de Tierra de Fuego cuenta que el joven Kamshout hizo un largo viaje de iniciación, cuando regresó contó que había estado en un lejano bosque donde los árboles perdían las hojas en otoño, nadie lo creyó, por lo que se volvió a marchar, un buen día apareció en el poblado un gran loro con plumas verdes y rojas que se fue posando en los árboles cuyas hojas perdían su color verde y caían al suelo para volver a brotar en primavera. Cuando sus habitantes descubrieron que el gran loro era Kamshout, todos creyeron su historia.
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Para terminar dos fotos de las bayas de espino blanco o majuelo, una de las muchas bayas silvestres que nos ofrece esta estación.
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Hasta otra ocasión, un saludo.
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Me encanta la foto «árbol sin hojas». Que buen juego da el otoño en esto de la fotografía.
Comentarios por mariohpr — 28 noviembre, 2012 @ 21:23
Precioso reportage, ademas de muy bien ilustrado , esta muy bien detallado prosaicamente.
Comentarios por José María Castellanos Barba — 28 noviembre, 2012 @ 21:35
Buen reportaje sobre el otoño. Me ha gustado la historia de Perséfones y todas las fotografías pero en particular la última, la de las bayas de majuelo. Saludos.
Comentarios por jmartinezbert — 2 diciembre, 2012 @ 17:32
Muy buen reportaje, unos colores que nos invitan a fotografiarlos, pero es muy dificil sacarlos con todo su color, me encantan las fotos que estan con el agua, el reflejo de los arboles, colores…..
Comentarios por victor — 2 diciembre, 2012 @ 19:16
Fantásticos paisajes. Luz mágica!
Comentarios por Carlos Pérez — 3 diciembre, 2012 @ 11:26
Among the nice ones, the really green one is my favorite.
Comentarios por bentehaarstad — 5 diciembre, 2012 @ 23:38
Una serie con una luz maravillosa;
Comentarios por beatrizpm — 10 diciembre, 2012 @ 11:20